No te rindas, sigue dando brazadas...



Un hecho curioso tuvo vida en la ciudad de Amsterdam en el año de 1928, en esa oportunidad a la nadadora alemana Hilde Schader se le rompió un tirante del bañador en plena competencia, dejando a la vista de todos los asistentes uno de sus senos y, para que no se le viese el pecho, aceleró, ya que se dijo: ¡Tengo que llegar rápido para poder cubrirme¡ y el resultado fue que nadò tan rápido, que se llevó el oro. 

Cuando tuve la oportunidad de leer esta anécdota tan peculiar en una olimpiada, pude imaginarme por momentos la situación tan dramática que tuvo que vivir esta mujer, que previamente tuvo una temporada de entrenamiento y preparación física. Puedo imaginar a esta nadadora diciendo para si: “me prepare mucho para llegar aquí, este evento no me quitara el sueño ni opacara mi participación, seguiré adelante, solo quiero llegar rápido, para poder cubrirme”. 

Esta historia encerrada detrás de la jocosidad de la situación, me llevo a hacer una comparación con nuestra vida. Desde nuestra infancia crecemos viendo series de televisión y admiramos superhéroes, policías, bomberos, deportistas y cuantos más personajes de televisión; y nos hicimos la idea de que “¡Algún día seriamos un gran policía, bombero, medico, o cualquier otro que hayas imaginado¡”¸pero al mirar nuestra realidad, nos damos cuenta que no hemos podido cumplir con nuestro sueño. Algo en nuestro camino hacia la edad adulta nos hizo descuidar nuestro deseo y por instantes quitamos la mirada de ese sueño que deseamos. 

La historia de Hilde Schader, es un vivo ejemplo de nuestra vida, por momentos nos trazamos una meta, deseamos algo, luchamos por un propósito, pero en medio de nuestra camino a alcanzarlo, sucede el desprendimiento de una prenda de vestir que nos desnuda hacia el mundo, tratando de derrumbarnos, de destruir nuestros sueños y que perdamos la brújula de nuestro destino, y así, de esta manera entretenernos y captar toda nuestra atención en esas vivencias. Sin darnos cuenta que pasan los años y aun seguimos pensando en lo que sucedió y olvidamos el propósito de nuestras vidas. Cada fin de año, recibimos con alegría el año que comienza y nos damos cuenta en medio de promesas que aun no somos lo que queremos o soñamos ser algún día, y nos decimos que: “ en este nuevo año si cumpliré”. Quiero declarar algo a través de estas palabras: No hay nada en este mundo que te impida alcanzar tu sueño, la única persona que puede cerrarte las puertas para conseguir el Oro de la vida, eres TU. 

Hilde pudo ver que su momento difícil, podría convertirse en una fortaleza, tomo la determinación y avanzo hacia la meta. De igual manera creo, que las situaciones que has vivido, quizás dolorosas, amargas, traumáticas y tristes, pueden ser un trampolín que puedes utilizar para impulsarte al destino que Dios diseño desde antes de la creación del mundo para ti. Permíteme recordarte que fuiste creado para vivir una vida plena, no dejes que las eventualidades de la vida, direccionen tu vista hacia otros caminos. Sigue adelante, hay un “Oro” esperando por ti, no seas vencido, se un vencedor o vencedora. 

Al igual que Hilde, si hoy estas en la “piscina de la vida”, tratando de llegar a lo que has querido, y se desprende algo de ti, no te detengas. Sigue adelante, dando brazadas con más fuerza, hasta alcanzar el destino que Dios planifico para ti….. “Abandonarse al dolor sin resistir, suicidarse para sustraerse de él, es abandonar el campo de batalla sin haber luchado” fueron las palabras de Napoleón. 

No te rindas.

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